Diosleguarde vuelve a sonreír

JAVIER LORENZO (Salamanca)

Manuel Diosleguarde vuelve a sonreír después del drama. Y lo hace en la plaza de toros que es donde se siente feliz. Después del dolor, la incertidumbre y las tinieblas del último año se ha reencontrado con triunfos esta semana con tres puertas grandes consecutivas, en las corridas de toros de Guijuelo (Salamanca) y Toro (Zamora), así como en el festival de Lumbrales (Salamanca). En la villa chacinerareapareció de manera milagrosa la pasada primavera tras el brutal percance que casi le cuesta la vida en Cuéllar (Segovia) ahora hace casi un año (28 de agosto), cuando un toro de Cebada Gago le propinó el percance más grave de 2022. Frenaba aquel Caminante la distinguida racha de triunfos tras la alternativa en Santander apenas un mes antes. Puerta grande en Cuatro Caminos, al lado de las figuras, a hombros en Guijuelo,Peñaranda y también en Cuéllar (tres orejas, las dos últimas se las llevaron a la enfermería mientras se debatía entre la vida y la muerte). Incluso por encima de los triunfos quedaban las buenas sensaciones cada tarde. Un torero lanzado, hasta que se cruzó ese toro de Cebada en Cuéllar y lo fundió todo a negro. Ocho meses interminables para volver a vestir el traje de luces. Y cuando lo hizo, cuando se obró el milagro, cuando renació el hombre y el torero al calor de una nueva tarde de toros, ha vuelto a llegar el triunfo, aunque nadie se imaginara ese parón tan fuerte. Y menos ese olvido generalizado en el transcurso de la temporada.

En abril triunfó al lado de Morante y Emilio de Justo; y este fin de semana, también en Guijuelo, Diosleguarde lo ha vuelto a conseguir espoleando a figuras como Castella y su padrino Alejandro Talavante. Y, de nuevo, las buenas sensaciones. De nuevo la rectitud y verdad a la hora enfilar el fielato de la suerte suprema en la que a punto estuvo de perder la vida en Cuéllar. Lo que nadie se esperaba ahora era el ninguneo del alcalde de Cuéllar con un torero que se dejó la vida en su plaza, marginándolo y anunciando su feria sin él en el cartel estelar de un ciclo que ha perdido el crédito de la sensatez y la sensibilidad. Del drama al olvido. La cruda realidad del toreo. Los carteles de Cuéllar son una falta de respeto a quien derramó su sangre y a quien entregó su vida por darle la categoría a una plaza que nunca la tendrá mientras no valore los esfuerzos que los toreros hacen en su arena. A poco que se conozca la dureza del toreo, maldita sea la gana de volver al lugar del crimen… La plaza, la feria, el pueblo y el alcalde tendrían que ser quienes agradecieran más el gesto de Diosleguarde de querer volver a hacer el paseíllo en ese escenario, como así era, que el propio Manuel de volver a un coso que jamás le dará nada, más que remover los fantasmas de la tarde más dura y crítica de su vida.

Cuéllar ha ninguneado sin pudor a un torero honrado, honesto y valiente.Los carteles de Cuéllar deberían haber girado este año en torno a Diosleguarde, el héroe que vive de milagro (el milagro se llama Marta Pérez, la cirujana salvadora) tras la cornada más brutal de 2022. La vuelta del torero a ese escenario hubiera sido un acontecimiento y hubiera puesto en el mapa a esa feria que pasará perdida entre el ajetreo agosto.

La dramática angustia de la enfermería, las interminables horas de quirófano para obrar el milagro, la femoral rota, la sangre incontrolada a borbotones, la incertidumbre vital, los dos meses de hospital, la interminable y dura rehabilitación, la angustia del futuro… han caído demasiado pronto en el olvido generalizado que no es más que la desagradable realidad hoy del toreo. En las grandes ferias con los empresarios poderosos y también en los pueblos.

Lejos de Cuéllar, Diosleguarde ha vuelto a alzar la voz vestido de luces esta semana. Tres puertas grandes consecutivas le vuelven a poner en el camino y a demostrar que sigue vivo. Que tiene mucho que decir y que, pese a las injusticias, no se da por vencido. Al contrario. Diosleguarde, el triunfador de la primera edición del Circuito de Novilladas de Castilla y León (2021), será siempre el gran orgullo del certamen. Su tenacidad, espíritu de superación, entrega, su sacrificio y el no darse por vencido jamás caerá en saco roto. Sirve de ejemplo para todos aquellos toreros en agraz que hoy buscan su primer triunfo en los circuitos por los que Diosleguarde dejó grabado su nombre para siempre.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *