
El novillero jerezano, que debutó con picadores dentro del certamen, ha sido la revelación de la IV edición del Circuito de Novilladas de Andalucía
Un mes después de quedarse fuera de la Gran Final por tan solo dos décimas, Javier Peregrino cuenta lo difícil que fue asimilar ese momento en una entrevista llena de emoción y verdad, en la que también analiza todos los momentos vividos durante el certamen.
Su paso por el circuito no fue, ni mucho menos, un camino de rosas. Para entrar en el ciclo tuvo primero que disputar el bolsín clasificatorio, donde su excelente actuación en la finca Fuente Rey, de D. Fermín Bohórquez, encandiló a un jurado que le nombraría como uno de los cuatro clasificados. “Siendo sincero, pasé más nervios en el bolsín que durante el circuito. Si ya es complicado cuajar un novillo en diez minutos, imagínate hacerlo durante tres o cuatro con una becerra. Por suerte, la que me tocó a mí fue muy buena y pude acoplarme a ella”, declara el joven, que se enteró de su clasificación con una emotiva llamada de Victorino Martín.
Peregrino inició su andadura en el certamen debutando como novillero con caballos en Ubrique. Su debut superó todas las expectativas y logró salir a hombros de la localidad gaditana después de cortar tres orejas al lote de Fermín Bohórquez. “La faena al primer novillo de la tarde ha sido probablemente con la que más he disfrutado en mi vida. Fue un día muy especial que nunca olvidaré”, comenta.
Con la primera fase clasificatoria completada, el torero jerezano volvió a demostrar una extraordinaria dimensión en la semifinal de Estepona, donde salió por la puerta grande tras cortar cuatro orejas y un rabo a los novillos de Casa de los Toreros y José Luis Pereda. “Sabía que tenía que trabajar mucho en la mentalización. Intenté quitarme presión y me aseguré de que las cámaras de televisión no me pesaran. Personalmente, fue la tarde más redonda de mi corta carrera. Nunca en mi vida había cortado un rabo y la dimensión que pude dar fue rotundamente excepcional”, destaca emocionado.


Terminaron las dos primeras semifinales del circuito y la clasificación provisional le situaba en cuarto lugar, medio punto por detrás de El Melli, que marcaba el último puesto de la final. Todo se decidiría en Villacarrillo, en la semifinal de seis espadas. JLP, en una actuación de garra y pundonor, logró recortar distancias, pero no fue suficiente y se quedó fuera de la final por apenas dos décimas. “Lo pasé realmente mal. A veces hay que aceptar que el esfuerzo y el talento no son sinónimos de triunfo”, manifiesta Javier. “Sin embargo, estoy muy orgulloso de haber dado absolutamente todo lo que tenía dentro y de que todo el mundo lo viera”, expresa.
“El toreo nunca dejará de ser irracional y, aunque tenga mi trabajo como ingeniero, no encuentro otra pasión como la de ser toreo”, afirma consciente de las dificultades que presenta ser novillero con picadores en la actualidad. “Me da pena el hecho de no tener perspectiva y que no haya una fecha fija en mi mente. Hoy en día no hay muchas oportunidades, pero espero volver este año a las ferias donde la temporada pasada triunfé como novillero sin caballos y entrar en los carteles más sonoros de mi zona”, desea el gaditano.
El torero ha destacado en el circuito por su singular personalidad en el ruedo. “Sé que el día que exteriorice y personifique lo que siento en una plaza, seré figura del toreo”. Y también ha demostrado ser un espléndido seguro en la suerte suprema. “He dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la coordinación de su ejecución. Soy un enamorado de la historia del toreo y suelo fijarme en la manera de matar de Paco Camino, que es un referente para mí”, declara.
Para concluir, Peregrino agradece a la Fundación Toro de Lidia la oportunidad que le ha brindado de participar en el Circuito de Andalucía «sería muy egoísta por mi parte no reconocer que he sido la persona más feliz del mundo durante estos meses. Estaré eternamente agradecido a la Fundación por ello”.